Difuso es el espectro de mi figura taciturna ante un mundo tan diferente a mi estirpe solitaria...
Antiguo es mi corazon torturado cuyos versos salvajes fueron aspirados por los vientos iracundos de cada jornada, y rasuran mi manada de voces...
Soy una bestia tierna que agoniza al observar como el tiempo extermina violentamente los latidos.
Mi alma es la inalterable inocencia que me vive...
Mi arma habita en mis pensamientos, y es cada uno de ellos...
2 comentarios:
Grandes dosis de talento en pocas palabras. Me gusta. Puro genio.
Sí, todos los que pertenecemos a estirpes solitarias hemos hecho armas de nuestros pensamientos, y hemos forjado una coraza, y nos hemos rodeado de rayos y llamas, y hemos aprendido a rugir al mundo y a dirigir torvas miradas a nuestro alrededor... pero aún queda algo de nuestro antiguo ser en el interior, y es justamente eso lo que nos impide deponer las armas o bajar la guardia.
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