Los acordes de este silencio me delatan…quiero creer que el también desea huir ante los chirridos de este diáfano y tenebroso cuadrado.Este blanco es obscuro.
El cigarrillo corroe mis besos…deseo creer que este también llora de sequedad opresora...
No creo desear pero deseo exageradamente y deseo no creer tanto.Vivo pariendo deseos incrédulos. Estoy hastiada de creer y desear.
Le he musitado a mi antiguo espejo que las únicas mujeres que nunca me van a abandonar son La Soledad y La Muerte…diosas seductoras y siniestras que redimen cada vejamen de mi putrefacción violenta…
No logro interpretarme cada vez que mi inquisidora me arrincona, no consigo respuesta al no atreverme a no sucumbir a los labios de la eternidad…la soledad es confortablemente plañidera junto a su hermana(la diosa mas hermosa suprema, el amor mas completo y eterno) pero la muerte me ignora!
Intento manchar esta oquedad dibujando como un manco…trazo un pantano de resentimientos.Trituro nostalgias que devoro.Aspiro a no ascender ni caer.Aspiro mis propias cenizas.Aspiro mi inspiración.
Mis muertes no transparentaban, vivían en el recuerdo y morían en el olvido…hasta que me sumergí en el silencio y hablamos de desolación a desolación:
-“¡Oh, silencio-dije yo- que corazón tan horripilante tenéis! He descubierto en el reloj los aullidos de vuestros latidos.
Decís no decir y no tener sangre…por ello estoy dispuesta a naufragar aquí…pero olvide preguntarte si tenéis brazos.Me he confundido, eran brasas, ¿no?
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1 comentarios:
Muy linda prosa poética...Me gustó mucho tu espacio...
Te dejo muchos besos...
Ana.
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